¿Por qué me abandonas? "Si no es conmigo, no es con nadie" (Capítulo 2)

Portada, capítulo 2 de "¿Por qué me abandonas?"

Bajé las escaleras corriendo de todo el edificio, sabía que Misaki volvería conmigo, no tenía porqué irse, y se merecía ser feliz. Yo le podía hacer feliz, y si me faltaba algo o tenía que cambiar lo haría, por el hubiese hecho cualquier cosa que pidiera. Nunca imaginé aquella vista, Misaki subido en el coche de Ijuuin, aquél dibujante de manga que tanto amaba y yo odiaba. Partió, pero alcanzó a ver como le miraba con decepción, ¿me había dejado por otro?




Y así he llegado a donde estoy hoy, sentado en este sofá, que nunca me había parecido tan grande, ahora que Misaki faltaba...¿así se acababa todo? ¿No había más? Eran las cuatro de la madrugada, y mi cenicero estaba repleto de colillas, colillas que intentaba quemar mi dolor, un dolor que me estaba matando.

*** Horas antes ***

-Espero que te guste esta nueva vida, Misaki -sonreía un moreno, con las maletas del universitario, quien solo atinó a entrar a donde viviría a partir de ahora.


-Claro, muchas gracias por dejarme vivir aquí sensei -agradeció Misaki, mientras le quitaba sus maletas al mangaka-. Dígame, ¿dónde dormiré?


-Hey, hey...tranquilo, ya no soy sensei, soy Ijuuin -dijo mientras cogía a Misaki de las mejillas, acariciándoselas de forma suave-. Dormirás conmigo, ¿con quién sinó?


El pequeño intentó sonreír, pero las lágrimas comenzaron a brotar, resbalándose por su fina cara, la cual empezó a recibir pequeños besos del dibujante, quién con los ojos cerrados iba depositando pequeños besos en sus mejillas.


-No quiero que llores Misaki, no más, ahora por fin podrás ser tú -sonrió afablemente.

*** Volviendo a la actualidad ***

El vodka me sabe mal, pero el café me sabe peor. Ya se cumplen tres días desde que Misaki me dejó , ¿qué he hecho? Nada. Absolutamente nada. Solo divago como si fuese un alma en pena, lleno de tristeza, pena y soledad.


No puedo entrar a ninguna estancia del piso sin acordarme de él, de su sonrisa y de sus enfados cuando lo molestaba, todo era tan bonito. La verdad es que nunca me llegué a plantear seriamente que Misaki me dejaría por otra persona, es demasiado tímido para estar con una chica y muy orgulloso como para comenzar algo con un hombre, además de que en mis pensamientos más egoístas, sabía que tenía a Misaki comiendo de mí, no podía a ir a ninguna parte ya que no tenía el poder económico suficiente.


Es de ser rastrero pensar así, pero he estado toda mi vida vagando solo por una vida de muerto, para una vez que alguien me levanta del suelo, no le quería soltar la mano nunca. De repente sonó el teléfono de casa, pero no lo descolgué, ¿para qué? Pero sonó una y otra vez, no paraba, suspirando pesadamente dejé la botella de vodka negro en la mesa y contesté.


-¿Quién?


-Akihiko -sabía quién era, como no...mi padre.


-Te voy a colgar -corté tajante, predecía cada una de las palabras que me iba a decir.


-¡Espera! Solo te quiero preguntar, ¿estás bien? -preguntó con cinismo, y si no lo era, lo parecía. No se había preocupado por mí en toda su vida, no iba a comenzar a hacerlo ahora.


-Estoy genial, adiós.


-Escucha a tu padre un momento, tú eras el que mejor sabía que esto pasaría un día u otro, sabías que Misaki crecería y que necesitaría levantar un poco las alas. Antes de que me cuelgues, esto no es para decirte “te lo dije” solo quiero decirte que nadie daña a un Usami sin sufrir las consecuencias, te quería avisar -ahora si que su voz sonaba como realmente era, fría y calculadora.


-¿A qué te refieres? -mi ánimo no era mucho, pero me había alertado un poco.


-No respeto tu estilo de vida, de hecho me sigue pareciendo que vivir de ser escritor es una tontería, y menos que compartas tu vida junto a alguien que le sacas diez años de edad, pero no quiero que ese niño te hunda. No tendrá vida, si no es contigo. Solo te quería decir eso hijo, para que sepas que me preocupo por ti, como cualquier otro padre, aunque no me creas -dicho esto, colgó, siempre igual. Me dejaba pensativo.


Caminé a pasos cortos a la mesa, ¿qué quería decir con lo de que no tendrá vida si no es conmigo? Yo no quería que le pasara nada malo a Misaki, de hecho le deseaba mejor, aunque eso significase no estar conmi...para qué mentir, la verdad es que aborrecía la idea de que mi pequeño se entregase a otra persona, era mío. Tenía derecho a poseer algo en esta vida, todo lo que tuve siempre me lo quitaron, no quería que me pasase con él. No era un objeto, eso lo sabía, era mi amor, era el amor de mi vida. Solo ese castaño me podía hacer feliz, y estaba convencido de que yo también era el único que podía proporcionarle la verdadera felicidad.


Me daba igual que ahora pensara que quería a Ijuuin, me daba igual el mundo, y si tenía que llevármelo por delante para poder volver a besar a Misaki, lo haría sin problema.


Antes de volver a coger la botella de Vodka, subí decidido a mi armario para ponerme decente. Bastaba con unos pantalones azules, una camisa de color gris y un abrigo negro que me cubriese casi entero. Me peiné un poco, bajé las escaleras lo más rápido posible, cogí las llaves de mi deportivo rojo y salí por la puerta de mi piso.



Nadie me iba a quitar a Misaki.

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